5.10.07

Un core, dos cores, tres cores...


Hace unos días amd lanzaba la noticia al mercado sobre sus nuevos procesadores: unos flamantes amd de tres cores. De un tiempo a esta parte se han puesto de moda los cores (núcleos). Cada vez van apareciendo procesadores con más y más núcleos, lo que se supone que dotan de mayor potencia al procesador, especialmente en ciertas tareas en las que se puede "paralelizar" el trabajo. Aunque no es cierto que teniendo dos cores la velocidad sea el doble (algo que no voy a discutir aquí), a lo que llevo dándole vueltas a la cabeza es a lo siguiente: ¿el sistema operativo usa los cores?. Es decir, si ahora me compro ese amd de tres cores, mi Windows (o Linux o lo que sea) aprovecha todos los cores. Y lo que es mejor ¿como puedo saber si los está usando? ¿Hay algún adminsitrador de tareas oculto por ahí que me lo diga?.

Quizá alguno de vosotros, queridos lectores, pueda arrojar más luz sobre el asunto, pero me da la impresión, por lo que he trabajado con estos ordenadores, que salvo ciertas aplicaciones, el resto del tiempo, alguno de los cores se lo pasa durmiendo la siesta. Con esto pasa como con casi todo lo de hardware: tendremos que esperar un tiempo a que el software aproveche toda su potencia (si es que algún día lo hace). Pero tendreis que reconocer que da mucha rabia comprarse un super core dual duo de la leche para luego tenerlo ahí, sin usar porque nuestro sistema operativo no sabe no que es eso del multinucleo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, me imagino que esto de los cores es como los ferraris. ¿Cuantos de los que los tienen, se atreven a utilizar toda su potencia?.

Yo me me conformaría con que mi procesador "unicore" o "monocore", como coño se diga -si es que se dice- fuera aprovechado por el SO )Sistema operativo) un, digamos, 10 por ciento.

Responda alguien -si lo sabe- a esta pregunta: Si tengo un procesador a, pogamos, 1 giga, ¿Cuántas instrucciones hace el Windows cuando tarda en apagarse 10, 20 o más minuos?.

Desde luego, la "cuenta la vieja" es la mayor enemiga del software, porque casi siempre le deja en evidencia.