En 1835, Edgar Allan Poe escribió un relato titulado El jugador de ajedrez de Maelzel acerca de una máquina que era capaz de jugar al ajedrez. Esta máquina existió realmente, y se trata de la construida en 1769 por el Barón Wilhelm von Kempelen que fue exhibida en los siglos XVIII y XIX en ferias y teatros de París, Viena, Londres y Nueva York.
Edgar Allan Poe presenció una demostración del funcionamiento de esta máquina y escribió el relato para demostrar que la máquina era un fraude (tal y como con los años se sabría): la máquina no jugaba al ajedrez ya que había en su interior un ser humano que realmente era el que la controlaba (un ajedrecista francés llamado Jacques Mouret). Cuando el Barón Kempelen murió, la máquina fue vendida por su hijo a Nepomuk Maelzel un violinista de Viena que pasaba sus horas libres construyendo aparatos musicales que funcionaban de forma autónoma. El resto de la historia de la máquina la podéis leer aquí (es realmente fascinante).
Una historia al más puro estilo de Edagar Allan Poe que os recomiendo leer, y así conmemorar los 200 años del nacimiento del escritor.
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Edgar Allan Poe presenció una demostración del funcionamiento de esta máquina y escribió el relato para demostrar que la máquina era un fraude (tal y como con los años se sabría): la máquina no jugaba al ajedrez ya que había en su interior un ser humano que realmente era el que la controlaba (un ajedrecista francés llamado Jacques Mouret). Cuando el Barón Kempelen murió, la máquina fue vendida por su hijo a Nepomuk Maelzel un violinista de Viena que pasaba sus horas libres construyendo aparatos musicales que funcionaban de forma autónoma. El resto de la historia de la máquina la podéis leer aquí (es realmente fascinante).
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